Mil Máscaras revela a sus 82 años a las cinco personas que odia

A sus 82 años, la leyenda viviente de la lucha libre mexicana, Mil Máscaras, ha hecho una declaración que ha sorprendido a fanáticos y colegas por igual: ha revelado públicamente los nombres de cinco personas a las que, según sus propias palabras, “no les guardo ni respeto ni aprecio”.

Con una carrera que abarca más de cinco décadas, Mil Máscaras ha sido un ícono no solo por su estilo dentro del ring, sino también por su postura firme fuera de él. Admirado y respetado por millones, siempre había evitado caer en polémicas personales… hasta ahora.

Una figura intocable en la lucha libre

Nacido como Aarón Rodríguez Arellano en 1942, Mil Máscaras fue pionero en internacionalizar la lucha libre mexicana, llevándola a Japón, Estados Unidos y Europa. Su imagen de héroe invencible, siempre enmascarado, lo convirtió en símbolo de orgullo para México.

Por eso, sus declaraciones recientes en una entrevista exclusiva para un canal especializado en deportes de contacto han causado tanto revuelo: pocas veces en su vida había hablado de enemistades con nombres y apellidos.

El momento de la revelación

En la conversación, el entrevistador le preguntó si, después de tantos años, había personas con las que nunca pudo reconciliarse. Mil Máscaras, sin titubear, respondió:

—No soy rencoroso… pero hay cinco personas a las que no quiero ver ni en pintura.

Acto seguido, enumeró los nombres, todos ligados de una u otra forma al mundo de la lucha libre y el espectáculo.

Los motivos detrás de cada nombre

Un promotor estadounidense: Mil Máscaras aseguró que este empresario lo engañó con pagos incumplidos en una gira en los años 80.
—Me prometió una cifra y al final me dio menos de la mitad. La traición no fue solo económica, sino personal.

Un compañero de vestidor en México: Según el luchador, esta persona trató de sabotearlo en múltiples funciones, cambiando acuerdos y manipulando resultados para hacerlo quedar mal ante el público.

Un exentrenador: Afirmó que intentó apropiarse de ideas y movimientos que él mismo había innovado.
—El trabajo y el esfuerzo son míos, y alguien quiso colgarse las medallas.

Un periodista de espectáculos: Mil Máscaras lo acusó de inventar historias falsas sobre su vida privada, afectando su reputación en un momento delicado de su carrera.

Un luchador extranjero: Recordó que en una función en Japón este rival intentó lastimarlo deliberadamente, poniendo en riesgo su carrera.
—Eso no es competencia, es mala fe.

Un luchador que no olvida

Mil Máscaras aclaró que su postura no es de odio gratuito, sino consecuencia de actos que, según él, cruzaron una línea de respeto profesional y humano.

—Yo siempre he defendido que la lucha libre es un espectáculo de honor. Si alguien traiciona eso, no merece mi mano ni mi saludo —sentenció.

Reacciones inmediatas

Las redes sociales estallaron después de la transmisión. Fans y colegas comentaron sobre la valentía del luchador para decir lo que pensaba a su edad, mientras otros opinaron que ventilar esos nombres después de tantos años era innecesario.

Algunos luchadores retirados salieron en su defensa, asegurando que Mil Máscaras “solo dijo en voz alta lo que muchos saben desde hace décadas”.

Su legado intacto

A pesar de la controversia, el legado de Mil Máscaras parece inquebrantable. Su nombre está en el Salón de la Fama de la WWE, ha protagonizado películas, y es considerado uno de los tres grandes ídolos internacionales junto con El Santo y Blue Demon.

Incluso sus detractores reconocen que su contribución a la lucha libre mundial es invaluable.

¿Por qué hablar ahora?

Cuando se le preguntó por qué decidió revelar estos nombres a sus 82 años, su respuesta fue directa:
—Porque quiero irme de este mundo con la conciencia limpia. No guardo odio, pero sí quiero que se sepa quién me traicionó.

Conclusión

Las palabras de Mil Máscaras han abierto un debate sobre si es correcto exponer viejas rencillas o si es mejor dejar el pasado atrás. Lo cierto es que, fiel a su estilo, el luchador no se escondió detrás de la máscara para decir lo que piensa, incluso si eso incomoda a algunos.

A sus 82 años, sigue demostrando que, dentro y fuera del ring, nunca ha dejado de ser un guerrero.