“Han pasado cinco años desde la muerte de Armando Manzanero y, por primera vez, su exesposa rompe el silencio: revela detalles desconocidos sobre los últimos días del legendario compositor, el amor que nunca desapareció y las verdades que mantuvo ocultas por respeto a su memoria. Sus declaraciones, llenas de emoción, nostalgia y confesiones inéditas, conmueven a los admiradores del maestro y reabren el capítulo más íntimo de la vida del hombre que enseñó al mundo a amar con canciones.”

Cinco años después de la partida del maestro Armando Manzanero, uno de los compositores más queridos de América Latina, su nombre vuelve a resonar con fuerza. Pero esta vez, no por una reedición de sus éxitos o un homenaje, sino por las palabras de una persona que compartió su vida, su música y sus silencios: su exesposa, Martha Santillán, quien decidió hablar públicamente después de años de guardar discreción absoluta.

Su testimonio no solo sorprendió por el contenido emocional, sino por la profundidad con la que recordó a un hombre que, según sus palabras, “nunca dejó de amar ni de enseñar con su arte lo que era el verdadero romanticismo”.

El amor que trascendió el tiempo

Armando Manzanero, quien falleció en diciembre de 2020 a los 85 años, dejó un legado incomparable. Autor de temas como “Contigo aprendí”, “Esta tarde vi llover” y “Somos novios”, su música traspasó fronteras y generaciones.

Pero detrás del ídolo estaba el ser humano: disciplinado, exigente, apasionado y profundamente sensible. Martha Santillán, quien compartió con él parte de su vida, asegura que su historia con el compositor fue más allá de un simple matrimonio.

“Armando fue el amor de mi vida, aunque nuestro tiempo juntos no haya sido eterno. Con él aprendí lo que significaba amar de verdad, con sus luces y sus sombras. Y aunque nuestra relación terminó, nuestra conexión nunca desapareció.”

Por primera vez, la mujer decidió contar cómo fueron los últimos años del artista y qué recuerdos conserva de su convivencia con uno de los hombres más importantes de la música romántica.

El hombre detrás del genio

En la conversación, Martha habló con cariño y respeto. Dijo que la figura pública de Manzanero, siempre elegante y carismática, era solo una parte de su esencia.

“En casa, Armando era sencillo. Amaba cocinar, escuchar música clásica y disfrutar de un buen vino. Siempre decía que el amor debía cultivarse como una melodía: con paciencia, con ternura y con alma.”

Contó que el compositor tenía rutinas muy precisas. Se levantaba temprano, escribía letras en servilletas o cuadernos, y podía pasar horas corrigiendo una sola línea.

“Era perfeccionista hasta el último detalle. A veces podía enojarse si una nota no sonaba como él quería, pero luego se reía de sí mismo y decía: ‘El amor también desafina de vez en cuando’.”

Martha también recordó su sentido del humor: “Le encantaba bromear, sobre todo con su baja estatura. Decía que la música lo hacía crecer frente a todos”.

Los últimos años: soledad, amor y legado

Al preguntarle por los últimos años de vida del maestro, su exesposa guardó silencio unos segundos antes de responder.

“Armando vivió sus últimos años con mucha nostalgia. No por tristeza, sino porque sentía que el mundo estaba cambiando demasiado rápido. Decía que las canciones ya no hablaban de amor, sino de velocidad.”

Contó que solía visitarlo de vez en cuando, y que siempre la recibía con una sonrisa y un piano encendido.

“Nunca dejó de componer. Hasta el final, tenía melodías nuevas. Me decía: ‘Mientras tenga corazón, tengo música’.”

Martha asegura que su mayor miedo era no ser recordado con cariño. “Le preocupaba más eso que la muerte. Siempre decía que lo único que quería era dejar un pedacito de amor en cada canción.”

Una despedida sin adiós

El día en que falleció Armando Manzanero, Martha recuerda haber sentido un vacío que no puede describir con palabras.

“No estábamos juntos desde hacía años, pero cuando supe que se había ido, fue como si una parte de mí también desapareciera. Lo amé en silencio, incluso cuando ya no compartíamos la misma casa.”

La mujer confesó que, aunque el mundo lo despidió con homenajes y aplausos, su duelo fue más íntimo. “No quise aparecer ante las cámaras. Preferí recordarlo desde la distancia, como él hubiera querido: con música y silencio.”

Lo más conmovedor fue cuando habló de una carta que encontró entre sus cosas después de su muerte.

“Era una nota que él escribió hace años, donde decía: ‘Si alguna vez me adelanto, no llores. Búscame en cada acorde, en cada canción que te haga sentir viva’. Esa fue su manera de decir adiós sin decirlo.”

El peso de ser su musa

Martha también habló sobre cómo fue vivir siendo “la musa” de un hombre cuya vida giraba en torno al amor.

“A veces la gente cree que es fácil ser parte de la vida de un artista, pero no lo es. Armando no solo componía canciones, vivía dentro de ellas. Cuando amaba, lo hacía con intensidad, pero cuando se alejaba, lo hacía con la misma pasión.”

Dijo que al principio le costó aceptar que su relación se había terminado, pero que con el tiempo entendió que su historia con él había cumplido su propósito.

“No fuimos eternos, pero fuimos verdad. Y eso basta.”

Entre risas y lágrimas, recordó una anécdota que define al cantante: “Una vez, después de una discusión, me cantó una canción en lugar de disculparse. Me miró y dijo: ‘No sé discutir sin música’. ¿Cómo enojarse con un hombre así?”

El legado del amor

Cinco años después de su partida, el legado de Manzanero sigue vivo. Sus canciones continúan sonando en todas partes, y su voz sigue acompañando a millones de personas. Martha asegura que eso era exactamente lo que él deseaba.

“Decía que el amor no debía guardarse, sino compartirse. Que si una canción lograba hacer llorar o sonreír a alguien, entonces había cumplido su misión.”

Contó que, poco antes de morir, el compositor le expresó su deseo de que su música siguiera inspirando a las nuevas generaciones.

“Me dijo: ‘El amor no pasa de moda. Lo que cambia son las formas de decirlo’.”

Y así fue. Hoy, jóvenes artistas versionan sus temas, y su nombre sigue siendo sinónimo de elegancia, romanticismo y pasión.

La confesión que nadie esperaba

Al final de la entrevista, Martha hizo una confesión que sorprendió a todos: todavía guarda canciones inéditas que Armando escribió para ella.

“Nunca las quiso grabar. Me decía que eran solo nuestras, que no todo el amor debía compartirse con el mundo. Pero ahora pienso que quizás ha llegado el momento de mostrarlas.”

La posibilidad de un álbum póstumo con temas inéditos emocionó a sus seguidores, quienes no pierden la esperanza de volver a escuchar la voz del maestro, aunque sea una última vez.

“No quiero hacerlo por fama ni por dinero —aclaró—. Quiero hacerlo por amor, porque sé que él estaría feliz de seguir viviendo en su música.”

Epílogo: el hombre, el mito y el amor eterno

Cuando se le preguntó qué le diría si pudiera tenerlo frente a ella una vez más, Martha no dudó:

“Le diría gracias. Por haberme enseñado que el amor es una canción que nunca termina. Que aunque la melodía cambie, el sentimiento permanece.”

Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero sonrió.

“Armando no se fue. Sigue aquí, en cada nota, en cada persona que alguna vez se enamoró escuchando su voz.”

Moraleja:
El amor verdadero no siempre necesita durar toda la vida para ser eterno. Armando Manzanero lo demostró con su música, y su exesposa, cinco años después, lo confirma con sus palabras. Porque cuando una historia nace del alma, ni el tiempo ni la muerte pueden borrarla: solo la transforman en canción.