“A sus 86 años, Dyango rompe el silencio y confiesa lo que durante décadas todos sospechaban: el artista catalán revela la verdad detrás de sus canciones más apasionadas, los amores que marcaron su vida y el secreto mejor guardado de su carrera. Lo que dijo conmovió a miles de fans en todo el mundo y demuestra que, incluso después de tantos años, el ícono de la música romántica aún tiene mucho que decir… y sentir.”

A sus 86 años, Dyango, el legendario cantante español de voz cálida y romántica, ha decidido hablar como nunca antes. En una entrevista íntima, el artista que marcó generaciones con temas como “Cuando quieras, donde quieras” y “Corazón mágico” abrió su corazón para compartir una confesión que muchos esperaban… y que nadie estaba preparado para escuchar.

Después de décadas de éxito, aplausos y reconocimientos, Dyango —cuyo nombre real es José Gómez Romero— ha revelado aspectos personales y profesionales que hasta ahora había mantenido en silencio. Y lo ha hecho con una mezcla de serenidad, emoción y esa honestidad que siempre lo caracterizó en el escenario.

“Llega un momento en la vida en que ya no hace falta callar más”, dijo entre sonrisas.


Una vida dedicada al amor… y al silencio

Durante más de seis décadas, Dyango fue la voz del amor en español. Sus canciones hablaron de pasiones intensas, de despedidas dolorosas y de reencuentros imposibles. Pero, ¿de dónde venía tanta verdad emocional?

Cuando el periodista le preguntó si sus letras estaban inspiradas en vivencias personales, el cantante no dudó.

“Sí, claro. Detrás de cada canción hay una historia, un rostro, un momento. No se puede cantar al amor si no se ha sufrido por él.”

Dyango confesó que muchas de sus canciones nacieron de episodios que vivió en silencio, lejos del ojo público. “La gente pensaba que inventaba historias, pero la mayoría eran parte de mí. He amado mucho… y también me han roto el corazón más de una vez.”

Sus palabras sorprendieron incluso a quienes creían conocerlo bien. A lo largo de su carrera, Dyango siempre mantuvo su vida privada bajo estricta reserva. Nunca fue amigo de los escándalos, ni de las portadas sensacionalistas.

“Prefería que hablasen mis canciones. Ellas lo decían todo.”


El amor que nunca se fue

Entre las revelaciones más conmovedoras, el cantante habló de un amor del pasado que, según él, nunca desapareció del todo. Sin dar nombres, Dyango confesó que hubo una mujer que marcó su vida para siempre.

“Era joven, apasionada, y me enseñó lo que realmente era el amor. Estuvimos juntos poco tiempo, pero su recuerdo me acompañó durante toda mi carrera.”

El artista contó que muchas de sus canciones más emblemáticas, como “Por volverte a ver” o “El primer beso”, nacieron de ese vínculo.

“Cada vez que subía al escenario y cantaba una balada, la veía ahí, entre el público, aunque sabía que era imposible.”

La historia con esa mujer terminó, pero dejó una huella imborrable. “La vida me dio éxito, pero también me quitó cosas. A veces uno tiene que elegir entre el amor y los sueños. Yo elegí cantar, y tal vez por eso sigo buscando lo que perdí.”


El peso del tiempo y la gratitud

A sus 86 años, Dyango mantiene una lucidez admirable. Habla con humor, pero también con una profunda reflexión sobre el paso del tiempo.

“El tiempo te enseña que la fama es solo ruido. Lo importante es lo que queda cuando se apagan las luces.”

El artista contó que durante años vivió con el miedo a no ser recordado, hasta que comprendió que su legado no está solo en los discos, sino en las emociones que sus canciones provocaron.

“No hay mayor premio que alguien se acerque a decirte: ‘Mi madre se enamoró con su música’, o ‘Mi abuelo la ponía en la radio todos los domingos’. Eso vale más que cualquier trofeo.”

Su tono cambia cuando recuerda a sus colegas y amigos que ya no están: Camilo Sesto, Rocío Dúrcal, Juan Gabriel.

“Éramos una generación que vivía la música como si fuera una religión. Cantábamos para sanar, no para vender.”


El secreto mejor guardado

La parte más sorprendente de su confesión llegó casi al final de la entrevista. Entre pausas y sonrisas, Dyango reveló algo que durante años solo supieron sus allegados: estuvo a punto de abandonar la música en varias ocasiones.

“Hubo momentos en los que me sentía vacío. Los viajes, las giras, las noches sin dormir… te alejan de lo esencial. Llegué a pensar en retirarme definitivamente.”

Sin embargo, hubo una razón que lo hizo continuar: el público.

“Cuando pensaba que ya no podía más, llegaba una carta, un mensaje, una voz que me recordaba por qué empecé. El público me salvó muchas veces, aunque ellos no lo sepan.”

Dyango confesó que, durante un tiempo, perdió la pasión por cantar.

“Hubo años en los que subía al escenario sin sentir nada. Era como si estuviera en piloto automático. Pero entonces una noche, en Argentina, mientras cantaba ‘Esta noche quiero brandy’, vi a una pareja abrazarse y llorar. En ese momento lo entendí: la música sigue viva mientras alguien la sienta.”


Una mirada al pasado sin arrepentimientos

Al ser preguntado sobre si cambiaría algo de su vida, el cantante fue tajante.

“No cambiaría nada. Ni los errores, ni los aciertos. Todo lo que viví me trajo hasta aquí.”

Reconoció que hubo momentos difíciles: malas decisiones, contratos injustos, giras agotadoras. Pero también dijo que la madurez le ha enseñado a agradecerlo todo.

“Si volviera a empezar, volvería a cantar. Porque lo que uno ama de verdad no se elige, se siente.”


La relación con sus hijos y el legado musical

Dyango también habló de su familia, en especial de su hijo, Marcos Llunas, quien siguió sus pasos en la música.

“Ver a mis hijos dedicarse a esto me llena de orgullo. No les impuse el camino, lo eligieron ellos. Y eso significa que algo hice bien.”

Con voz emocionada, contó que uno de los momentos más felices de su vida fue cantar junto a Marcos en un concierto en Madrid.

“Cuando lo vi en el escenario, pensé: ‘Aquí está la continuación de mi historia’. No necesito más.”

También mencionó a su nieto Izan, quien ha mostrado interés por la música.

“Si mi nieto quiere cantar, le diré lo mismo que me dijo mi madre: ‘Hazlo, pero hazlo con el alma’.”


La confesión que tocó corazones

La entrevista concluyó con una declaración que dejó a todos sin palabras.

“Siempre creyeron que cantaba sobre amores imposibles, pero en realidad, cantaba para sanar los míos.”

Dyango explicó que su carrera fue una forma de terapia. Cada melodía, cada verso, era un pedazo de su vida.

“Mi voz fue mi manera de llorar sin que nadie lo notara. Cantar era mi refugio.”


Epílogo: el hombre detrás del mito

A sus 86 años, Dyango no busca reconocimiento ni titulares. Vive tranquilo, rodeado de su familia, disfrutando de pequeñas cosas: el vino, la música, el silencio.

Pero, sobre todo, vive agradecido.

“No me considero una leyenda, sino un hombre afortunado. Porque pude dedicarme a lo que amo y, de alguna manera, sigo acompañando a la gente en sus momentos más íntimos.”

Antes de despedirse, dejó una última frase, simple pero poderosa:

“El amor no se acaba. Solo cambia de forma. Y mientras tenga voz, seguiré cantándole.”


Moraleja:
Las confesiones de Dyango no solo revelan el alma de un artista, sino también la esencia de un hombre que entendió el verdadero significado del amor y la música. Porque en cada canción suya hay una verdad universal: el tiempo pasa, pero las emociones auténticas jamás envejecen.