“A sus 62 años, Xuxa, la eterna ‘Reina de los Bajitos’ que marcó generaciones con su sonrisa y su magia, rompe el silencio y finalmente admite lo que durante décadas todos sospechaban. En una entrevista íntima, la estrella brasileña revela la verdad detrás de su éxito, las presiones que enfrentó y los secretos que guardó lejos de los reflectores. Sus palabras, llenas de emoción y coraje, conmueven al mundo del espectáculo.”

Durante más de cuarenta años, Xuxa Meneghel ha sido sinónimo de alegría, color y fantasía.
Su nombre es parte del recuerdo de millones de niños que crecieron viéndola cantar, bailar y sonreír en televisión. Fue más que una presentadora: fue un fenómeno cultural.
Sin embargo, detrás de esa mujer que parecía vivir en un mundo perfecto, se escondía una historia que pocos conocían.

Y ahora, a sus 62 años, Xuxa ha decidido hablar con el corazón.
En una entrevista profundamente honesta, admitió lo que durante décadas todos sospechaban: que la fama, el éxito y la adoración del público tuvieron un precio alto —uno que solo ahora se atreve a contar con serenidad y sin miedo.

“Todos veían a Xuxa, pero nadie veía a Maria da Graça. Y ella también necesitaba ser escuchada.”


El mito y la mujer

Xuxa comenzó su carrera como modelo, pero fue la televisión la que la transformó en una leyenda.
Con su carisma, sus canciones y su conexión con el público infantil, conquistó Brasil, América Latina e incluso Europa.

“Era una época maravillosa, pero también una montaña rusa. Todo pasaba muy rápido. A veces no tenía tiempo ni para respirar.”

Con millones de fanáticos, giras interminables y contratos internacionales, parecía que su vida era un sueño hecho realidad.
Pero, como ella misma confesó, el precio de ese sueño fue su libertad personal.

“Durante años viví para el personaje. Xuxa tenía que estar siempre feliz, radiante, perfecta. Pero nadie puede ser así todo el tiempo.”


“Perdí partes de mí en el camino”

En la entrevista, la estrella habló sin tapujos sobre el costo emocional de haber crecido en la industria del entretenimiento.

“Cuando tienes veinte años y de repente el mundo te aplaude, crees que eso es amor. Pero el aplauso se va, y ahí te das cuenta de que te olvidaste de ti misma.”

Xuxa explicó que hubo momentos en los que se sintió atrapada entre la figura pública y la mujer real.

“Era difícil distinguir entre Xuxa y Maria. Llevaba tanto tiempo interpretando el papel de la mujer perfecta que me olvidé de quién era yo realmente.”

Con voz serena, admitió que, durante muchos años, trató de mantener una imagen impecable para no decepcionar a su público.

“Tenía miedo de mostrar mis debilidades. Pensaba que si lo hacía, perdería el cariño de la gente.”


La confesión que todos esperaban

El momento más impactante llegó cuando Xuxa habló de la soledad que acompañó su vida en los años de mayor fama.

“Cuando se apagan las luces, y el público se va, te quedas sola contigo misma. Y a veces no te reconoces.”

La presentadora confesó que, a pesar del éxito y el amor de millones, hubo épocas en las que sintió un vacío profundo.

“Aprendí que la fama no llena el alma. Llena el calendario, llena la cuenta bancaria, pero no llena el corazón.”

Y entonces, llegó la revelación que conmovió a todos:

“Lo que todos sospechaban es cierto: detrás de la sonrisa de Xuxa hubo lágrimas. No por tristeza, sino por agotamiento, por la necesidad de ser siempre fuerte.”


“Yo también tuve miedo”

Por primera vez, la estrella brasileña reconoció algo que muchos no imaginaban: que el miedo la acompañó durante gran parte de su carrera.

“Tuve miedo de decepcionar, miedo de envejecer, miedo de no ser suficiente. Viví muchos años atrapada en la idea de que tenía que ser eterna.”

Admitió que le costó aceptar el paso del tiempo y la evolución de su carrera.

“Durante años me negaba a cambiar. Quería seguir siendo la Xuxa de los ochenta, la que todos amaban. Hasta que entendí que crecer también es hermoso.”

Hoy, con una madurez serena, confiesa que el miedo ya no gobierna su vida.

“A los 62, ya no busco aprobación. Busco paz. La Xuxa de antes quería conquistar el mundo; la de ahora, solo quiere estar en equilibrio.”


El amor como salvación

Entre las confesiones más conmovedoras, Xuxa habló de su hija Sasha, a quien considera su mayor bendición.

“Sasha me devolvió la vida. Me enseñó que no tengo que ser perfecta para ser amada. Que el amor verdadero no exige máscaras.”

Recordó cómo, tras convertirse en madre, su visión de la fama cambió por completo.

“Ya no me importaba si el programa era número uno o no. Lo único que quería era llegar a casa y abrazarla.”

También habló de su relación con el público, al que sigue considerando parte de su familia.

“Mis fans me han visto crecer, equivocarme, reinventarme. Son parte de mi historia, y les debo mi vida. Pero también necesitaba que entendieran que yo no soy una superheroína.”


El perdón y la libertad

La parte más íntima de la conversación llegó cuando Xuxa habló del perdón, tanto hacia otros como hacia sí misma.

“Perdonar fue mi mayor desafío. No solo a quienes me hicieron daño, sino a mí misma, por no haberme cuidado cuando más lo necesitaba.”

Contó que, en más de una ocasión, puso su carrera por encima de su salud y su bienestar emocional.

“Creía que descansar era perder. Hoy entiendo que detenerse también es avanzar.”

La artista confesó que el paso de los años la ayudó a reconciliarse con su historia.

“Ya no me culpo. Todo lo que viví, incluso lo difícil, me convirtió en quien soy hoy.”


Una nueva etapa

A sus 62 años, Xuxa vive una etapa de plenitud.
Ya no teme al paso del tiempo, sino que lo abraza con gratitud.

“No quiero ser la Xuxa de antes. Quiero ser la Xuxa de ahora, una mujer libre, madura y feliz.”

Actualmente, está dedicada a nuevos proyectos personales, a causas sociales y a compartir mensajes de amor y respeto hacia los animales y el medio ambiente.

“El éxito ya no lo mido por números, sino por la paz que siento cuando me miro al espejo.”


“No necesito que me aplaudan, necesito que me comprendan”

Durante la entrevista, la estrella dejó una frase que rápidamente se volvió viral entre sus seguidores:

“No necesito que me aplaudan, necesito que me comprendan. Fui un ícono, sí, pero también soy un ser humano.”

Explicó que su deseo hoy es inspirar a otros a no tener miedo de mostrarse auténticos.

“Pasé la vida entera interpretando un personaje. Ahora quiero ser real. Y si eso decepciona a algunos, está bien. No vine al mundo a complacer, sino a ser feliz.”


La mirada hacia el futuro

Al final de la conversación, Xuxa miró hacia el futuro con optimismo.

“El pasado me enseñó. El presente me calma. El futuro me emociona.”

Dijo que no tiene planes de retirarse, pero que su prioridad ya no es la fama, sino disfrutar del proceso.

“Seguiré cantando, hablando, creando. Pero sin presiones. Quiero que cada cosa que haga sea desde el corazón, no desde la obligación.”

Y con una sonrisa, añadió:

“Si algo aprendí en estos 62 años, es que la verdadera felicidad está en aceptar quién eres, con luces y sombras.”


Epílogo: la verdad de una reina

La confesión de Xuxa no fue un escándalo. Fue una declaración de humanidad.
Una mujer que creció bajo los reflectores y que, después de una vida entera entregada al público, por fin se permite ser ella misma.

“No soy una leyenda, ni una diosa. Soy una mujer que vivió, que aprendió y que, por fin, se encontró.”

Con lágrimas y risas, la “Reina de los Bajitos” demuestra que la autenticidad es el legado más valioso que puede dejar.
Y así, Xuxa nos enseña que el brillo más poderoso no proviene de los escenarios, sino de la paz interior que se conquista al aceptar, sin miedo, la propia verdad.