A sus 52 años, Óscar De La Hoya, leyenda del boxeo mundial y actual promotor, rompió el silencio sobre un tema que pocas veces aborda: las personas que lo traicionaron profundamente y a las que, según él mismo, “jamás podrá perdonar”.

Durante una entrevista para un programa de televisión especializado en deportes, el “Golden Boy” decidió abrirse y hablar de los episodios más dolorosos de su vida fuera del ring. En un tono sereno, pero con la mirada cargada de recuerdos, enumeró tres nombres que marcaron un antes y un después en su forma de confiar.


1. El entrenador que lo vendió

Óscar inició su confesión con un golpe directo:
—Esta persona me enseñó mucho, pero me traicionó cuando más lo necesitaba.

Según relató, se trataba de un entrenador que estuvo con él en una de las peleas más importantes de su carrera. De la Hoya afirma que este hombre, a cambio de una gran suma de dinero, filtró información estratégica sobre su preparación a un rival.

—No lo podía creer. Alguien en quien confiaba mi vida en el ring estaba ayudando al otro lado. Ese día entendí que el boxeo no solo se gana con golpes, sino cuidando a quién dejas entrar en tu esquina —sentenció.


2. Un promotor que lo explotó

El segundo nombre en su lista fue el de un promotor con el que trabajó en los primeros años de su carrera profesional.
—Yo era joven y confiaba ciegamente. Firmé contratos que me perjudicaban sin darme cuenta. Él lo sabía, pero no le importó. Para él, yo era solo un producto que debía exprimir al máximo —relató.

Óscar contó que, aunque con el tiempo logró romper esa relación laboral, el daño financiero y emocional fue significativo.
—No se trata del dinero solamente. Es la sensación de saber que alguien con más experiencia te utilizó, sabiendo que tú aún no entendías cómo funcionaba el negocio.


3. Una persona cercana de su círculo íntimo

El tercer y último caso fue, según sus propias palabras, el más doloroso. No se trató de alguien del mundo del boxeo, sino de una persona muy cercana a su vida personal, a la que consideraba familia.

—Esta persona se aprovechó de mi confianza para tomar decisiones y mover dinero a su favor. No fue solo una traición económica, fue personal. Me hizo replantearme todo sobre las relaciones humanas —afirmó con un tono más serio.

Óscar dejó claro que este episodio lo llevó a cerrar varios círculos y a reducir drásticamente la cantidad de personas que considera de confianza.


“El perdón es un lujo que no siempre se concede”

Tras enumerar a estas tres personas, el exboxeador explicó que el perdón, para él, no es imposible, pero tampoco se da gratuitamente.
—Yo puedo entender que la gente cometa errores, pero cuando lo hacen con mala intención, con premeditación, ahí ya no hay vuelta atrás —dijo.


Reacciones inmediatas

Sus declaraciones no tardaron en viralizarse. En redes sociales, el hashtag #DeLaHoyaConfiesa se volvió tendencia, y los usuarios opinaron sobre su franqueza.

Algunos mensajes decían:

“Óscar siempre habla claro, y eso es lo que lo hace grande.”

“No sé si era necesario dar tantos detalles, pero respeto su honestidad.”

“Esto demuestra que hasta las leyendas sufren traiciones como cualquiera.”


El impacto en su imagen

Expertos en comunicación y branding deportivo coincidieron en que este tipo de confesiones lo humanizan ante el público.
—Cuando una figura como Óscar De La Hoya habla de traiciones y heridas, se rompe la barrera del ídolo intocable. La gente conecta más con él porque lo ve como un ser humano que ha tenido que aprender a protegerse —comentó un analista de imagen.


Un mensaje para las nuevas generaciones

Durante la entrevista, Óscar aprovechó para enviar un consejo a los jóvenes que sueñan con llegar lejos en el deporte o en cualquier industria competitiva:
—Rodéense de gente honesta. No se dejen deslumbrar por promesas ni por palabras bonitas. Verifiquen todo, lean todo. Y, sobre todo, aprendan a decir “no” cuando algo no les da buena espina.


La fortaleza después del dolor

Aunque dejó claro que no perdonará a esas tres personas, también afirmó que las lecciones que le dejaron esas experiencias lo hicieron más fuerte.
—Si no hubiera pasado por eso, tal vez seguiría confiando demasiado. Hoy soy más selectivo, más cuidadoso, y eso me ha salvado de nuevos problemas.


El legado de un campeón

Óscar De La Hoya no solo es recordado por su técnica y títulos, sino por su capacidad de reinventarse. Tras su retiro del boxeo, fundó Golden Boy Promotions, una de las promotoras más importantes del mundo.

Su historia personal, marcada por triunfos y caídas, lo ha convertido en un referente no solo en el deporte, sino en el manejo de una carrera más allá del ring.


Conclusión

A sus 52 años, Óscar De La Hoya ha demostrado que las batallas más duras no siempre se libran frente a un rival, sino en los pasillos de la confianza y las relaciones personales. Nombrar a las tres personas que nunca perdonará no fue un acto de venganza, sino un ejercicio de honestidad brutal que deja claro que, para él, la lealtad no tiene precio.

Su confesión es un recordatorio de que, en la vida, como en el boxeo, hay golpes que marcan para siempre… y que no todos se curan con el tiempo.