Lorenzo Monteclaro, leyenda viva de la música norteña, confiesa a sus 85 años quiénes son las cinco personas que lo lastimaron de forma irreversible: historias de traición, secretos jamás contados y decisiones dolorosas que cambiaron su camino, dejando claro que hay heridas que ni el tiempo puede borrar.

En el panorama de la música regional mexicana, pocos nombres tienen tanto peso y respeto como Lorenzo Monteclaro. Con una carrera que abarca más de seis décadas y una lista interminable de éxitos, el cantante ha logrado mantenerse vigente gracias a su voz inconfundible y su autenticidad. Sin embargo, detrás de los aplausos y los escenarios, hay historias de dolor y traición que el artista ha decidido revelar… incluso a sus 85 años.

Durante una entrevista íntima para un programa especial sobre su vida, Monteclaro sorprendió al público al confesar que hay cinco personas a las que nunca perdonará.

La confesión

“Perdonar es de valientes, pero hay cosas que no se pueden olvidar ni perdonar”, comenzó diciendo con voz pausada pero firme. El intérprete de Cartas Marcadas aclaró que estas personas no solo lo lastimaron a nivel personal, sino que también afectaron momentos clave de su carrera.

Aunque no reveló los nombres completos de todos, dio pistas suficientes para que los conocedores del medio comenzaran a especular.

Historias de traición

Monteclaro relató brevemente los motivos que lo llevaron a tomar esta postura:

Un viejo amigo del medio que, según él, se aprovechó económicamente de su confianza, firmando contratos que lo dejaron en desventaja durante años.

Un promotor que canceló una gira a última hora, dejándolo con deudas millonarias y sin poder cumplir compromisos con su público.

Un familiar cercano que, en palabras del cantante, “me traicionó por ambición, olvidando la sangre que nos unía”.

Un colega músico que lo difamó públicamente, generando rumores que afectaron su reputación.

Un empresario que se negó a pagarle después de un evento multitudinario, poniendo como excusa problemas administrativos inexistentes.

“Cada una de estas personas me enseñó una lección dura. No les guardo rencor en el sentido de desearles mal… pero jamás les daré el perdón que buscan”, afirmó.

El peso del silencio

Por años, Monteclaro optó por no hablar de estos episodios para no enturbiar su imagen ni dañar a terceros. “El público me ha dado todo, y no quería que estos problemas personales opacaran mi música. Pero a mi edad, uno ya no tiene por qué callar”, dijo.

Reacciones inmediatas

Las redes sociales no tardaron en encenderse con comentarios y teorías sobre quiénes podrían ser los aludidos. Hashtags como #MonteclaroConfiesa y #NuncaPerdonará se volvieron tendencia, y fans de todo el país enviaron mensajes de apoyo al intérprete.

“Don Lorenzo es un ejemplo de dignidad. Tiene derecho a decir su verdad”, escribió un seguidor en Twitter. Otros, sin embargo, lo criticaron por “abrir heridas del pasado” en lugar de dejar todo atrás.

El lado humano de la leyenda

Más allá de la polémica, la confesión mostró un lado más vulnerable de Lorenzo Monteclaro. Acostumbrado a proyectar una imagen fuerte y alegre, esta vez se permitió compartir sus momentos de dolor y decepción.

“Los escenarios curan muchas cosas, pero hay heridas que se quedan”, dijo con un brillo en los ojos que delataba la emoción contenida.

Un mensaje para las nuevas generaciones

Monteclaro aprovechó la ocasión para aconsejar a los artistas jóvenes que están comenzando su carrera:
“En este medio hay gente maravillosa, pero también hay quienes solo buscan su beneficio. Lean lo que firman, confíen en su instinto y no se dejen llevar por promesas vacías”.

El cierre de la entrevista

Antes de concluir, el intérprete dejó claro que su intención no es iniciar una guerra mediática, sino cerrar ciclos. “No quiero que se malinterprete: no hablo para causar daño, sino para liberarme de un peso que he cargado por años. Mi música es mi legado, y eso nadie me lo quita”.

Con esa declaración, Lorenzo Monteclaro no solo marcó un hito en su historia personal, sino que recordó al público que, incluso detrás de las leyendas más grandes, hay capítulos de dolor que el tiempo no siempre logra sanar.