“Lo vio hambriento y lo alimentó: albañil ayuda a un niño con discapacidad y descubre un vínculo inesperado con El Buki”

Un gesto que cambió dos vidas

En una calurosa tarde de trabajo, Martín Pérez, un albañil de 42 años, se detuvo a descansar a la sombra de un árbol, en la esquina de una obra en construcción. Sacó de su lonchera un plato de guiso y unas tortillas, listo para recuperar fuerzas.

A unos metros, notó la presencia de un niño de unos 10 años, con una leve dificultad para caminar y mirar. Sus ojos se detenían en la comida, pero sin decir palabra.


La decisión espontánea

Martín lo llamó con un gesto amable.
—¿Tienes hambre? —preguntó.
El niño asintió, y sin pensarlo dos veces, el albañil partió su ración en dos y le sirvió una parte.

Mientras el niño comía, Martín intentó conversar, pero solo obtuvo respuestas cortas y tímidas. Aun así, sintió que había hecho lo correcto: compartir lo que tenía con alguien que lo necesitaba.


Un encuentro inesperado

Pasaron unos minutos cuando un hombre bien vestido se acercó apresuradamente. Saludó al niño con afecto y luego se dirigió a Martín.
—Disculpe, ¿usted le dio de comer a mi sobrino? —preguntó con una mezcla de sorpresa y gratitud.

Martín, algo confundido, respondió que sí. El hombre sonrió y se presentó:
—Soy primo de Marco Antonio Solís, El Buki. Este pequeño es su sobrino.


La reacción de Martín

El albañil quedó en silencio por unos segundos. No podía creer que aquel niño, que había encontrado solo y con hambre, perteneciera a la familia de uno de los cantautores más reconocidos de México y Latinoamérica.

El primo de El Buki le explicó que el niño se había adelantado mientras paseaban por la zona, y que por un descuido, lo habían perdido de vista por unos minutos.


Gratitud sincera

—Gracias por cuidarlo y darle de comer —dijo el hombre—. No todo el mundo se detendría a hacerlo.

Martín restó importancia al hecho, asegurando que cualquiera con corazón habría hecho lo mismo. Sin embargo, el primo insistió en invitarlo a conocer al resto de la familia que estaba cerca, como muestra de agradecimiento.


Un momento para recordar

En un café de la zona, Martín fue presentado al grupo. Aunque El Buki no estaba presente, la familia le transmitió su aprecio. El niño, más relajado, sonreía y sostenía la mano de su nuevo amigo.

Antes de despedirse, el primo del cantante le entregó a Martín un sobre con una nota de agradecimiento y una ayuda económica, que el albañil no esperaba.


De un acto simple a una historia viral

La anécdota habría quedado en la memoria de los presentes, pero un testigo del momento, que tomó una foto de Martín compartiendo su comida con el niño, la publicó en redes sociales.

En cuestión de horas, la imagen se volvió viral. Miles de usuarios elogiaron la humildad y generosidad del albañil, resaltando que no sabía quién era el niño y aun así decidió ayudar.


Reflexión de Martín

Días después, Martín declaró a un medio local:
—No hice nada especial. Solo pensé que si mi hijo estuviera en esa situación, me gustaría que alguien lo tratara con cariño.

Su frase tocó fibras entre los lectores y reforzó el mensaje de que la bondad no depende de la fama o la fortuna, sino de las decisiones que tomamos en el momento.


Conclusión

Lo que comenzó como un acto sencillo se convirtió en una historia que recorrió todo el país. Martín Pérez pasó de ser un trabajador anónimo a un ejemplo de humanidad.

Y aunque para él lo más importante sigue siendo ganarse el pan cada día, el recuerdo de aquel almuerzo bajo la sombra, y la amistad inesperada con el sobrino de El Buki, quedará como uno de los capítulos más emotivos de su vida.