“Impactante revelación: Wilfrido Vargas, el ícono del merengue que puso a bailar a toda Latinoamérica, cuenta la verdad sobre su vida actual a punto de cumplir 80 años. Entre recuerdos, proyectos y confesiones, habla como nunca antes”

Wilfrido Vargas, el nombre que durante décadas encendió pistas de baile en toda América Latina, está a punto de cumplir 80 años. El dominicano que llevó el merengue a un nivel internacional con clásicos como El africano, Abusadora y El jardinero sigue siendo, para millones, el rey indiscutible del ritmo tropical.

Pero, ¿qué ha sido de su vida en la actualidad? ¿Cómo vive el hombre que llenó estadios, conquistó escenarios y convirtió cada presentación en una fiesta inolvidable?

“El tiempo pasa, pero la música queda”
En una reciente entrevista, Wilfrido habló con serenidad sobre su presente. “El tiempo me ha enseñado a vivir más despacio, pero con más conciencia. Ya no corro de un país a otro como antes, pero mi amor por la música sigue intacto”, afirmó.

El artista, que en su momento llegó a realizar más de 200 presentaciones al año, asegura que hoy disfruta de una rutina más tranquila, donde la salud y el bienestar son prioridad.

Una vida entre República Dominicana y el mundo
Wilfrido Vargas reside en República Dominicana, aunque viaja con frecuencia para presentaciones especiales y homenajes. “No me retiro porque la música es mi vida, pero elijo muy bien los proyectos a los que me sumo”, explicó.

Su agenda ya no es tan intensa como en los años 80 y 90, pero sigue siendo invitado de honor en festivales internacionales y programas de televisión que celebran su legado.

La salud, su nueva prioridad
A punto de llegar a las ocho décadas, el merenguero reconoce que ha tenido que adaptarse a las exigencias de su edad. “He pasado por momentos en los que mi cuerpo me pidió frenar. Ahora hago chequeos constantes, cuido mi alimentación y mantengo una rutina de ejercicios suaves”, reveló.

También confesó que, aunque sigue cantando y tocando, se ha vuelto más selectivo con la duración de sus presentaciones para no forzar su voz ni su energía.

La nostalgia de los escenarios
Wilfrido admite que, aunque disfruta de su vida tranquila, a veces extraña la intensidad de las giras. “Subir a un escenario y sentir que miles de personas bailan y cantan contigo es una energía única. Eso no se reemplaza con nada”, expresó con una sonrisa.

Aun así, asegura que no vive anclado en el pasado. “La nostalgia es bonita, pero el presente también tiene su magia”.

Proyectos y legado
Lejos de estar inactivo, Wilfrido Vargas trabaja en un libro autobiográfico donde narrará anécdotas inéditas de su carrera, los retos que enfrentó para internacionalizar el merengue y los secretos detrás de sus grandes éxitos.

Además, está involucrado en proyectos para apoyar a jóvenes talentos de la música tropical. “Quiero que las nuevas generaciones sientan el merengue con la misma pasión con la que yo lo sentí cuando empecé”, afirmó.

La familia, su pilar
El artista destaca que la familia ha sido clave para mantener su equilibrio emocional y personal. “Mis hijos y nietos me llenan de vida. Ellos son mi verdadera banda sonora ahora”, dijo entre risas.

Los momentos en casa, las reuniones familiares y las conversaciones con amigos cercanos se han convertido en parte esencial de su día a día.

El cariño del público
En redes sociales, sus fanáticos continúan celebrando su música y compartiendo recuerdos de conciertos y presentaciones. Muchos aseguran que Wilfrido Vargas es parte de su infancia y juventud, y que sus canciones siguen sonando en fiestas y celebraciones.

“Es un honor sentir que la gente todavía baila con mis temas. Eso significa que hice las cosas bien”, comentó emocionado.

Conclusión: un rey que sigue de pie
A sus casi 80 años, Wilfrido Vargas demuestra que el verdadero éxito no se mide solo en ventas de discos o premios, sino en la huella que deja en el corazón de la gente.

Su vida actual es una mezcla de calma, gratitud y pasión por la música. Aunque ya no vive al ritmo vertiginoso de sus años dorados, sigue siendo un referente indiscutible del merengue, un género que gracias a él se escuchó y se bailó en todos los rincones del planeta.

En sus propias palabras: “La música no tiene edad. Mientras tenga aire en mis pulmones y alegría en el corazón, seguiré cantando”.