“Impactante revelación: Óscar de la Hoya, a sus 52 años, confiesa que hay cinco personas que lo traicionaron de forma imperdonable. El ‘Golden Boy’ habla sin filtros sobre las experiencias que nunca olvidará”

Óscar de la Hoya, el legendario “Golden Boy” del boxeo, ha vivido una vida marcada por victorias, títulos mundiales y una exitosa transición a promotor deportivo. Sin embargo, su camino también ha estado lleno de traiciones, engaños y desilusiones que, según él, han dejado cicatrices imposibles de borrar.

En una entrevista que ha causado revuelo, el excampeón de seis divisiones rompió el silencio sobre un tema que había evitado durante años: las personas que lo lastimaron tanto que jamás podrán recuperar su confianza.

“Perdonar es liberador, pero no siempre es posible”
De la Hoya inició sus declaraciones dejando claro que, aunque ha intentado vivir sin rencores, hay límites que no está dispuesto a cruzar. “El perdón es algo valioso, pero hay traiciones que rompen algo que nunca se vuelve a armar”, dijo con un tono serio y pausado.

Traiciones en el cuadrilátero y fuera de él
Dos de esas cinco personas pertenecen al mundo del boxeo. La primera, un antiguo socio de negocios que, según De la Hoya, aprovechó su confianza para desviar fondos de Golden Boy Promotions. “Era alguien que estaba conmigo en cada junta, en cada plan… y al final me apuñaló por la espalda”, relató.

La segunda, un exentrenador que filtró información estratégica a un rival antes de una pelea crucial. “En el boxeo, la confianza es todo. Cuando te la quitan, no solo pierdes la pelea, pierdes parte de ti”, afirmó.

El dolor en lo personal
La tercera persona en la lista es alguien con quien compartió una relación sentimental. De la Hoya no dio nombres, pero dejó claro que la traición fue devastadora. “No fue solo una infidelidad, fueron mentiras acumuladas que me hicieron dudar de todo lo que creía cierto”.

La traición de un amigo cercano
La cuarta persona era un amigo de la infancia, alguien que lo acompañó en sus primeros pasos como boxeador amateur. Según Óscar, este amigo intentó chantajearlo con información privada para obtener dinero. “Ese fue el golpe más bajo que he recibido fuera del ring”, confesó.

La herida más profunda
La quinta persona, sobre la que evitó dar demasiados detalles, está vinculada a una decisión que afectó su vida familiar. “Hay cosas que prefiero no contar por respeto a otros, pero sí puedo decir que fue una traición que rompió mi corazón en pedazos”, declaró.

El aprendizaje detrás del dolor
A pesar de lo duro que fue, De la Hoya aseguró que estas experiencias lo han hecho más fuerte y más cuidadoso a la hora de elegir en quién confiar. “Hoy en día, mi círculo es pequeño y lo mantengo así por elección. Prefiero calidad que cantidad”, explicó.

El excampeón también reconoció que hablar de esto públicamente es una forma de cerrar un capítulo. “Guardarlo todo adentro te intoxica. Hablarlo, aunque duela, te libera”.

Reacciones del público y del boxeo
Sus declaraciones provocaron una ola de reacciones en redes sociales y en el mundo del boxeo. Algunos aplaudieron su franqueza y su valentía para señalar las traiciones, mientras que otros criticaron que exponga asuntos privados de forma pública.

Figuras del deporte lo respaldaron. “Óscar siempre ha sido un tipo directo, y si dice algo es porque lo vivió. El boxeo es tan duro fuera del ring como dentro”, comentó un excompañero de gimnasio.

Un hombre que sigue peleando
Lejos de retirarse por completo, De la Hoya continúa trabajando como promotor y figura mediática. Sus planes incluyen apoyar a jóvenes talentos y expandir su marca más allá del boxeo. “He aprendido de cada golpe, literal y figurado. Y sigo aquí, listo para lo que venga”, afirmó.

Conclusión: límites claros, lecciones aprendidas
A los 52 años, Óscar de la Hoya demuestra que incluso los campeones más grandes han sufrido traiciones que dejan huella. Su decisión de no perdonar a estas cinco personas no es, según él, un acto de rencor, sino una forma de proteger su paz y su integridad.

En sus propias palabras: “El perdón es un regalo, pero no todos lo merecen”.