Iba de viaje con el esposo de su jefa… pero una adivina le dio un mensaje que la hizo volver corriendo a la oficina 😲😲😲

Emily despertó eufórica. Llevaba semanas contando los días para sus soñadas vacaciones: catorce días en el Caribe junto a Michael, el esposo de su jefa. Una escapada prohibida que le prometía romance, descanso y la sensación de dejar atrás la rutina gris de la oficina.

Su maleta estaba lista, los boletos en la mano y el corazón acelerado por los mensajes que él le enviaba desde temprano: “Nos vemos en el aeropuerto, preciosa”.


Un encuentro inesperado

En medio del bullicio del aeropuerto, mientras avanzaba en la fila de abordaje, su mente estaba repleta de imágenes de playas blancas, noches cálidas y libertad. Pero entonces, una joven de mirada intensa y sonrisa enigmática se acercó directamente a ella.

Sin previo aviso, le tomó la mano con firmeza y susurró:
Entrega tu boleto, regresa a tu trabajo y revisa tu oficina.

Emily se quedó helada. Aquellas palabras, dichas con un tono grave pero seguro, le provocaron un escalofrío. No conocía a la mujer, y sin embargo, algo en su voz y en la forma en que la miraba la hizo dudar.


La decisión

Con el corazón encogido, dio media vuelta. Canceló el embarque, tomó un taxi y se dirigió a la empresa. Durante todo el trayecto, su mente oscilaba entre la intriga y el miedo, preguntándose si estaba cometiendo la mayor locura de su vida… o evitando un desastre.

Al llegar, el edificio estaba en silencio. Sacó las llaves con manos temblorosas y abrió la puerta de su oficina.


Lo que encontró

La escena la dejó sin aliento: sobre su escritorio había una carpeta marcada con su nombre, llena de documentos impresos, correos electrónicos y fotos que la mostraban junto a Michael en varias salidas y hoteles.

En la esquina de la oficina, su jefa, sentada en la penumbra, la observaba con una calma escalofriante.
—Sabía que ibas a irte con él —dijo, levantando la vista—. Pero quería que lo supieras así, antes de que cometieras un error del que no podrías volver.

Emily comprendió que la “adivina” no había sido casualidad… y que todo había sido orquestado para que cayera en esa trampa antes de poner un pie en el avión.