A los 67 años, Manuel Mijares sorprende con una confesión que nadie esperaba: admite quién ha sido, desde siempre, el amor más grande de su vida. Sus palabras desatan una ola de emoción y muestran al artista en su versión más sincera, humana y profundamente romántica.

Pocos artistas en México han sabido mantener un equilibrio tan perfecto entre fama, elegancia y respeto como Manuel Mijares.
Durante más de cuatro décadas, su voz ha sido la banda sonora de millones de historias de amor.
Pero esta vez, no fue una canción lo que conmovió al país, sino una confesión personal, inesperada y profundamente humana.

A sus 67 años, el intérprete de El privilegio de amar decidió hablar del tema que durante años evitó: el amor.
Y sus palabras, llenas de calma, sabiduría y emoción, dejaron claro que el artista vive una etapa diferente: más madura, más serena y más auténtica.

“El amor no se mide por los años, sino por la paz que te da”, dijo Mijares con una sonrisa tranquila.

El hombre que enamoró a México

Desde sus inicios en los años ochenta, Manuel Mijares se convirtió en una de las voces más poderosas de la música romántica.
Con éxitos inolvidables como Soldado del amor, Bella, Para amarnos más y Si me tenías, conquistó escenarios en toda América Latina.

Su estilo inconfundible, su elegancia y su capacidad de transmitir emoción lo convirtieron en el “caballero de la canción mexicana”.
Pero, como él mismo ha admitido, detrás del artista siempre hubo un hombre que también vivió alegrías, heridas y aprendizajes.

“He cantado muchas historias de amor… y ahora me doy cuenta de que todas eran, de alguna forma, parte de la mía.”

Un amor que cambió su destino

Durante gran parte de su vida, el público asoció el nombre de Mijares con Lucero, la “Novia de América”.
Su relación fue una de las más emblemáticas del espectáculo mexicano: dos estrellas, un mismo escenario y una historia que parecía escrita por el destino.

Su boda, transmitida en televisión en 1997, fue vista por millones de personas en todo el continente.
Y aunque su matrimonio terminó años después, su historia no terminó mal.
El respeto y el cariño mutuo continuaron, al punto de que hoy siguen compartiendo proyectos musicales y familiares.

“Lucero es una parte fundamental de mi vida. Compartimos lo más importante: nuestros hijos, y eso nos une para siempre.”

Sus palabras, lejos de avivar rumores, confirmaron lo que todos intuían: el amor puede transformarse sin desaparecer.

La confesión que sorprendió a todos

La revelación llegó durante una entrevista reciente.
Con tono reflexivo, Mijares fue consultado sobre cómo entiende el amor a su edad.
Su respuesta, sencilla pero poderosa, se volvió viral:

“Estoy casado con el amor más importante de mi vida: la música, la familia y la paz que tengo hoy.”

Esa frase conmovió al público.
No hablaba de una persona específica, sino de un sentimiento más profundo: la plenitud de haber encontrado equilibrio entre el arte, la familia y uno mismo.

“El amor no siempre tiene que ser de pareja. A veces es un estado del alma.”

La lección de un amor maduro

A sus 67 años, Mijares reflexiona sobre la evolución del amor con una lucidez admirable.
Dice que la madurez le ha enseñado a valorar lo cotidiano, a vivir sin prisa y a agradecer lo simple.

“Antes buscaba amores que me hicieran sentir vivo. Hoy, busco amores que me den paz.”

Esa frase se volvió titular en redes sociales, acompañada de miles de mensajes de admiración.
Los fanáticos destacaron la sinceridad del artista y su capacidad de hablar del amor sin máscaras ni dramatismo.

“Mijares demuestra que el amor verdadero empieza cuando aprendes a quererte y a perdonar”, escribió un usuario.

Una vida lejos del ruido

En los últimos años, el cantante ha optado por una vida más discreta.
Evita los reflectores innecesarios, se centra en sus conciertos, en sus hijos y en proyectos musicales que le apasionan.
Sus redes sociales son un reflejo de su equilibrio: humor, serenidad y gratitud.

“He pasado por mucho, pero hoy disfruto la tranquilidad. Esa es mi mayor conquista.”

A menudo, comparte fotos con su familia y mensajes de agradecimiento a su público, que lo ha acompañado por más de 40 años.

“Cantar sigue siendo mi refugio. Mientras tenga voz, tendré algo que amar.”

El amor que lo inspira

Mijares reconoce que, a lo largo de su vida, ha amado de diferentes formas.
Amó con intensidad, con entrega, con errores, con ilusión.
Pero, sobre todo, amó a través de la música.

“Cada canción mía fue un pedazo de amor, a veces correspondido, a veces no.”

Esa sensibilidad es lo que lo mantiene vigente.
A diferencia de otros artistas, no busca competir ni reinventarse forzosamente.
Su prioridad ahora es cantar desde la verdad.

“A mi edad, lo único que quiero es ser honesto conmigo mismo y con mi público.”

Un mensaje para quienes aún creen en el amor

Durante su conversación, Mijares también compartió una reflexión dirigida a las nuevas generaciones:

“El amor no es una red social ni una historia fugaz. Es trabajo, paciencia y respeto. No hay que tenerle miedo al compromiso, pero sí al ego.”

Sus palabras fueron aplaudidas por miles de seguidores que crecieron escuchando su voz.
Muchos reconocen en él no solo a un cantante, sino a un consejero sentimental, alguien que ha vivido lo suficiente para entender lo que el amor realmente significa.

“La gente confunde amor con posesión. Amar es dejar ser, acompañar, admirar.”

Su nueva etapa: amor, arte y serenidad

Actualmente, Mijares atraviesa uno de los momentos más plenos de su carrera.
Su reciente gira, “Romántico sin edad”, ha sido un éxito en México y América Latina.
En cada concierto, sus canciones suenan con más fuerza que nunca, no por la potencia de la voz, sino por la emoción que transmite.

“He aprendido que el público siente cuando cantas desde el alma. Esa es mi manera de amar ahora.”

Además, mantiene una estrecha relación con sus hijos, Lucerito y José Manuel, quienes lo acompañan en el escenario y en la vida.

“Ver a mis hijos seguir este camino es una bendición. Ellos son mi motor.”

El verdadero amor según Mijares

Cuando le preguntaron directamente si hay alguien que ocupe su corazón, Mijares sonrió y respondió con calma:

“Sí. Y no es un secreto: es mi vida misma. Estoy enamorado de la vida, de mis hijos, de la música, de lo que he logrado y de lo que aún me falta por vivir.”

Esa declaración, lejos de cerrar puertas, abrió miles de corazones.
En tiempos donde el amor se confunde con fugacidad, Mijares nos recuerda que el verdadero amor se construye con gratitud y conciencia.

Epílogo: el amor en su forma más pura

Casado con su arte, con su serenidad y con la vida misma, Manuel Mijares se confiesa ante su público con la madurez de quien lo ha visto todo y aún se emociona con lo esencial.

“He amado, he perdido, he cantado… y sigo creyendo en el amor.”

Sus palabras resuenan como una de sus canciones: simples, profundas, eternas.
Y México, una vez más, vuelve a rendirse ante la voz del hombre que nunca dejó de creer que el amor —en cualquiera de sus formas— es la melodía más perfecta.