A sus 78 años, Bolo Yeung sorprende con una lista de enemigos

El mundo de las artes marciales está lleno de leyendas, pero pocas tan impactantes y carismáticas como la de Bolo Yeung. Conocido como “El chino más fuerte del mundo”, el actor y fisicoculturista dejó huella en la pantalla grande gracias a su imponente presencia en películas como Operación Dragón junto a Bruce Lee y Contacto Sangriento junto a Jean-Claude Van Damme.

Sin embargo, a sus 78 años, el mítico villano del cine ha sorprendido al revelar algo que nadie esperaba: una lista con las cinco personas a las que más odia. Sí, el mismo hombre que durante décadas representó la brutalidad y la fuerza en la pantalla, ahora, desde la calma de su vejez, lanza palabras que desatan más tensión que cualquiera de sus golpes.


El lado oculto de la leyenda

Durante décadas, Bolo Yeung ha mantenido una imagen de disciplina y respeto. Su vida estaba marcada por el entrenamiento constante, la actuación y su reputación de hombre fuerte. Pero en una reciente entrevista concedida a un medio asiático, el actor dejó escapar un lado más personal: resentimientos guardados durante años.

“Uno envejece y ya no tiene miedo de decir lo que piensa”, comentó entre sonrisas. “Si a mis 78 años no puedo hablar con sinceridad, ¿cuándo lo haré?”

Y así, con esa franqueza, enumeró cinco nombres que sacudieron tanto a sus seguidores como a la prensa.


El primer nombre: la traición en Hollywood

Según Bolo, uno de los hombres que más lo marcó negativamente fue un productor de Hollywood que, en los años 80, lo habría engañado con un contrato injusto. “Me prometió papeles principales, pero solo me utilizó como el villano de turno. Ganaba millones a costa de mi imagen y yo recibía migajas”.

Aunque no reveló el nombre públicamente, dejó pistas suficientes para que muchos sospechen de un productor muy influyente en el cine de acción de esa época.


El segundo: un compañero de set

Bolo también confesó que guarda resentimiento hacia un famoso actor con el que compartió pantalla en más de una ocasión. Sin mencionarlo directamente, muchos creen que se refería a Jean-Claude Van Damme.

“Era carismático frente a la cámara, pero detrás… no era el mismo. Hubo humillaciones que nunca olvidaré”, dijo con tono serio. Aunque no quiso entrar en detalles, la relación entre ambos siempre fue objeto de rumores: competencia, egos enfrentados y peleas durante rodajes.


El tercero: un falso amigo

En su lista también apareció alguien más cercano: un supuesto amigo de su juventud que, según él, lo traicionó por dinero. “Crecimos juntos en el gimnasio, entrenábamos todos los días. Pensé que éramos hermanos. Pero cuando comencé a tener fama, me dio la espalda y habló mal de mí solo para conseguir favores”.

Ese episodio lo marcó profundamente, ya que Bolo siempre se caracterizó por valorar la lealtad sobre todas las cosas.


El cuarto: un rival en el fisicoculturismo

Antes de ser estrella de cine, Bolo fue campeón de culturismo en China durante más de diez años. En ese mundo, conoció la envidia y la competencia feroz. “Nunca olvidaré a uno de mis rivales, que intentó sabotearme en una competencia. Me acusó falsamente de usar sustancias ilegales. Perdí patrocinadores y tuve que luchar el doble para limpiar mi nombre”.

Ese odio, dijo, no lo consume hoy, pero sigue siendo una espina que nunca logró arrancarse.


El quinto y más sorprendente: él mismo

La revelación final dejó a todos sin palabras. Cuando parecía que iba a dar otro nombre rimbombante, Bolo Yeung dijo:
—Y el quinto… soy yo.

El actor confesó que gran parte de su odio está dirigido a su propio pasado: a las decisiones equivocadas, a los errores cometidos y a la dureza con la que trató a su familia. “Fui un hombre duro en la pantalla y también fuera de ella. Me arrepiento de no haber pasado más tiempo con mis hijos. Me odié a mí mismo por años por no ser mejor padre”.


Reacciones del público

La confesión de Bolo generó un terremoto en redes sociales. Muchos aplaudieron su honestidad y valentía al hablar sin filtros. Otros criticaron que sacara a la luz rencores del pasado, asegurando que “ya no tiene sentido remover viejas heridas”.

Sus fans más fieles, sin embargo, lo defendieron: “Bolo siempre fue auténtico. Si ahora quiere hablar, debemos escucharlo”.


Un legado marcado por la sinceridad

Con esta declaración, Bolo Yeung demuestra que la vejez no solo trae arrugas, sino también libertad. A diferencia de muchos famosos que prefieren ocultar sus sentimientos para mantener una imagen pulida, él eligió la transparencia, aunque eso signifique exponer sus odios más íntimos.

Paradójicamente, este acto no ha disminuido su respeto en el mundo de las artes marciales, sino que lo ha aumentado. Hoy, a los 78 años, Bolo no solo es recordado como el villano imponente del cine, sino como un hombre real, con cicatrices emocionales tan profundas como las físicas.


Conclusión

Las palabras de Bolo Yeung nos recuerdan que incluso las leyendas tienen cuentas pendientes. A los 78 años, el actor decidió abrir su corazón y revelar los nombres —y las razones— detrás de sus odios más profundos. Algunos fueron traidores, otros rivales, y en última instancia, él mismo.

La lección que deja es clara: el odio, aunque poderoso, también puede ser un reflejo de las heridas que nunca sanaron. Y en la voz grave de un hombre que un día fue símbolo de fuerza indestructible, se esconde ahora la vulnerabilidad de quien aprendió que, al final, nadie escapa de sus propios fantasmas.