Luis Aguilar revela a los 78 años los cinco nombres que más detesta

Luis Aguilar, leyenda viva de la música y el cine mexicano, siempre se caracterizó por su simpatía, su buen humor y su disposición a evitar polémicas. Durante décadas, cultivó una imagen de hombre cercano al público, elegante y respetuoso, alejado de los chismes que suelen rodear a las figuras del espectáculo. Sin embargo, a sus 78 años, el veterano artista sorprendió al mundo al romper su silencio y confesar algo que nadie esperaba: los nombres de cinco personas que, según él, “se ganaron su desprecio para siempre”.

La revelación ocurrió durante una charla privada que luego fue filtrada a los medios. En una entrevista informal con un periodista de confianza, Luis habló sin guion y, entre recuerdos y anécdotas, dejó caer una frase que encendió las alarmas:

—A mi edad, ya no tengo que fingir simpatías. Y hay cinco personas a las que no quiero ni ver.

El periodista, sorprendido, le preguntó si estaba hablando en serio. Aguilar, con una media sonrisa, contestó:

—Más que en serio. Cada uno tiene su historia… y créeme, no es bonita.

El primer nombre

Según Aguilar, el primer hombre en su lista fue un antiguo socio de la industria musical con quien trabajó en los años 70. “Era un tipo encantador frente a todos, pero por detrás me robaba. Se quedó con derechos de canciones que yo había escrito y las registró a su nombre. Ese fue el primer golpe que me enseñó que, en este negocio, hasta los que se sientan contigo a comer pueden ser tus verdugos.”

El segundo

El segundo nombre pertenece a un famoso productor de televisión. Luis contó que este hombre le prometió un proyecto estelar que nunca llegó a realizarse. “Me tuvo un año entero esperando, rechazando otros trabajos, y al final le dio el papel a alguien más… porque le convenía políticamente. Me hizo perder tiempo y dinero, y lo peor: jugó con mi ilusión.”

El tercero

Más dolorosa fue la historia del tercer nombre. “Era un amigo de la infancia. Crecimos juntos, soñamos juntos… y cuando yo triunfé, me buscó. Lo ayudé, le presenté a gente influyente. Pero él me traicionó de la forma más baja: inventando mentiras sobre mí para quedarse con oportunidades que eran mías. Eso no lo perdono.”

El cuarto

El cuarto nombre sorprendió incluso al periodista, porque se trataba de una figura muy respetada del espectáculo. Luis aseguró que, pese a la buena imagen pública de esa persona, él conocía su lado oscuro. “No todo lo que brilla es oro. Ese hombre me vetó de un festival importante solo porque no acepté cantar gratis. Dijo que yo me creía más que los demás… y me cerró puertas durante años.”

El quinto y último

El quinto nombre pertenece a un político que, según Aguilar, intentó manipularlo para conseguir apoyo público. “Me ofreció favores y dinero para que yo lo respaldara en campaña. Cuando le dije que no, me mandó auditorías y presiones fiscales. Durante dos años viví con miedo de perderlo todo.”

Lo que más impactó al público no fue solo la crudeza de las historias, sino el hecho de que Luis Aguilar, conocido por su prudencia, hablara tan abiertamente. Muchos interpretaron sus palabras como una catarsis propia de quien, a su edad, ya no teme represalias.

Tras la filtración de la entrevista, los medios comenzaron a especular sobre la identidad de las personas mencionadas. Ningún nombre fue revelado directamente, pero las descripciones coincidían con figuras reconocidas en la industria. En redes sociales, fans y curiosos elaboraron listas de sospechosos, comparando fechas, eventos y declaraciones antiguas de Aguilar para tratar de identificar a los implicados.

Algunos colegas salieron en defensa del artista, asegurando que “si Luis lo dijo, es porque es verdad”, mientras que otros lo acusaron de revivir viejos rencores para llamar la atención. Sin embargo, quienes lo conocen aseguran que no se trata de un arrebato mediático, sino de un acto de sinceridad.

“Es un hombre que ha vivido de todo y ha visto lo peor del negocio. Si decidió hablar, es porque siente que ya no debe nada a nadie”, dijo un amigo cercano.

En la misma charla, Aguilar explicó por qué había decidido contar estas historias después de tantos años:

—He cargado con estas heridas en silencio. La gente cree que mi vida ha sido solo éxito y aplausos, pero también he conocido la traición más vil. A mis 78 años, prefiero que se sepa la verdad, aunque sea a medias.

No todos recibieron la noticia con agrado. Algunos medios intentaron minimizar la confesión, alegando que las acusaciones no tenían pruebas públicas. Sin embargo, la simple declaración de un ícono como Luis Aguilar bastó para que el tema se convirtiera en tendencia.

El propio Luis, consciente del revuelo, dijo que no revelaría los nombres completos “por respeto a sus familias”, pero dejó claro que no retiraba ni una palabra de lo dicho.

—No busco venganza, pero tampoco olvido. El rencor no es bueno… pero la memoria es necesaria.

En los días siguientes, la prensa de espectáculos revivió entrevistas antiguas y situaciones pasadas en las que Aguilar había tenido roces con colegas y empresarios, buscando señales de quiénes podrían estar en su lista negra. La falta de confirmación oficial no hizo más que alimentar el misterio.

El caso también abrió un debate sobre cuántas historias similares existen en el mundo del espectáculo y cuántas leyendas, como Luis Aguilar, se han visto obligadas a callar para proteger su carrera. “En este medio, las traiciones son más comunes de lo que la gente cree. La diferencia es que Luis tuvo el valor de admitirlo”, opinó un veterano músico.

Mientras tanto, en su rancho, el artista asegura que seguirá disfrutando de la vida, rodeado de su familia y sus caballos, lejos de las luces del espectáculo, pero con la satisfacción de haber soltado un peso que cargaba desde hacía décadas.

Y aunque no haya dado nombres concretos, las historias quedaron grabadas en la memoria de todos, como una advertencia y un recordatorio de que, incluso en el mundo del glamour, hay sombras que nunca se disipan.

—El tiempo me enseñó que no todos merecen una segunda oportunidad —concluyó—. Y estos cinco… jamás la tendrán.