Lucía y Joaquín Galán, el alma del Dúo Pimpinela, se sinceran a sus 72 años: “El amor que nos une va más allá de la música”. Después de cuatro décadas de éxitos, lágrimas y reconciliaciones, los hermanos abren su corazón y comparten su lección más profunda sobre la vida y el amor.

Cuatro décadas de carrera.
Millones de discos vendidos.
Miles de conciertos alrededor del mundo.
Y una sola verdad: el amor fraternal que ha hecho de Lucía y Joaquín Galán —el legendario Dúo Pimpinela— una historia única en la música latinoamericana.

Hoy, a sus 72 años, los hermanos argentinos abren su corazón como nunca antes y comparten el verdadero secreto detrás de una relación que ha sobrevivido al tiempo, los éxitos, los desacuerdos y las lágrimas.

“La gente cree que solo cantamos sobre el amor romántico… pero en realidad, nuestras canciones son la historia de nuestra vida: la de dos hermanos que aprendieron que el amor también se construye entre discusiones, perdón y complicidad.”


40 años de música, vida y hermandad

Desde su debut en 1981, Pimpinela se convirtió en un fenómeno internacional.
Sus duetos teatrales y sus letras sobre el amor, el desamor y la vida cotidiana transformaron la música popular en una conversación abierta sobre los sentimientos humanos.

Éxitos como “Olvídame y pega la vuelta”, “A esa” o “Valiente” se convirtieron en himnos para varias generaciones.
Pero detrás de cada canción había una historia personal, una vivencia o una emoción compartida entre dos hermanos que, a lo largo de 40 años, han enfrentado juntos los mayores desafíos personales y profesionales.

“Hemos tenido momentos maravillosos y otros muy duros.
Pero siempre entendimos que la música no nos unió: fue la familia la que nos sostuvo.”


El secreto detrás de su conexión

Lucía y Joaquín confiesan que el secreto de su éxito y de su unión no es la fama ni el talento, sino la capacidad de escucharse y de perdonarse.

“Nos peleamos, discutimos, nos decimos de todo… pero al final del día, sabemos que ninguno puede seguir sin el otro.”

Lucía recuerda con una sonrisa que incluso sus peleas más intensas terminaron inspirando canciones:

“Muchos de nuestros temas salieron de momentos reales.
Lo que cantamos no es un libreto: es nuestra vida convertida en melodía.”

Y es precisamente esa autenticidad la que ha mantenido vigente al Dúo Pimpinela durante décadas.
Su público no solo escucha sus voces, sino su verdad.


El amor que trasciende las canciones

Para Joaquín, el amor no solo es el tema central de sus composiciones, sino también la base de su relación con su hermana.

“El amor del que hablamos en nuestras canciones no es solo el de pareja.
Es el amor universal, el que sostiene a la familia, el que te permite perdonar, sanar y seguir adelante.”

Lucía complementa con dulzura:

“Siempre decimos que el amor no se acaba, se transforma.
Lo importante es no dejar que el ego o el orgullo destruyan lo que el corazón construyó.”

Sus palabras reflejan la madurez de dos artistas que han vivido el amor desde todas sus aristas: el familiar, el romántico, el espiritual y, sobre todo, el amor por el público.


El duelo que los unió aún más

No todo ha sido éxito y aplausos.
El Dúo Pimpinela también ha enfrentado pérdidas que marcaron su vida personal y artística.
La más dolorosa: la muerte de su madre, María Engracia Cuervo, quien fue su guía y su mayor fan.

“Nuestra madre fue nuestro ejemplo.
Ella fue quien nos enseñó que la humildad y la fe valen más que cualquier premio.”

Lucía recuerda con lágrimas en los ojos el día que su madre les pidió que nunca se separaran:

“Nos dijo: ‘Pase lo que pase, sigan cantando juntos, porque ustedes sanan a la gente’.
Y eso quedó grabado en nosotros para siempre.”

Desde entonces, cada presentación, cada canción y cada proyecto lleva su nombre como símbolo de amor eterno.


La nueva etapa de Pimpinela

A sus 72 años, Lucía y Joaquín siguen llenando teatros y emocionando a miles de personas con su gira internacional “Siempre Juntos”.
Sin embargo, ambos aseguran que esta etapa de su vida tiene un sabor distinto.

“Hoy cantamos con más calma, con más gratitud.
Ya no tenemos que demostrar nada.
Solo queremos disfrutar del camino y del cariño del público.”

Su conexión con las nuevas generaciones los ha sorprendido.
Muchos jóvenes descubren sus canciones en redes sociales y las reinterpretan, demostrando que el amor —en todas sus formas— nunca pasa de moda.

“Nos emociona ver a chicos cantando ‘Olvídame y pega la vuelta’ con la misma pasión que sus padres.
Eso demuestra que nuestras canciones siguen vivas.”


El legado más allá del escenario

Más allá de la música, los hermanos Galán han dedicado gran parte de su vida a proyectos solidarios.
Crearon la Fundación Pimpinela Hogar, que ayuda a niños y familias en situación de vulnerabilidad en Argentina.

“Siempre sentimos que la música debía tener un propósito más grande que el aplauso.
Si nuestras voces pueden servir para cambiar una vida, entonces todo valió la pena.”

Su labor filantrópica ha sido reconocida en distintos países, pero ellos lo ven como una extensión natural del amor que los une.

“Nuestra madre nos enseñó que servir también es una forma de amar.”


Reflexiones desde el alma

En la entrevista, ambos se mostraron más sinceros que nunca sobre el paso del tiempo y lo que significa envejecer juntos sobre los escenarios.

“No le tenemos miedo a la edad.
Nos sentimos afortunados de poder seguir haciendo lo que amamos.”

Lucía agregó con humor:

“Después de 40 años cantando ‘Olvídame y pega la vuelta’, creo que el público ya no quiere que nos olvidemos nunca.”

Ambos ríen, pero luego Joaquín concluye con una frase que define su historia:

“El amor que tenemos como hermanos y como artistas es lo que nos mantiene vivos.
Ese es el verdadero secreto del Dúo Pimpinela.”


Epílogo: una historia que sigue cantando al amor

Hoy, Lucía y Joaquín Galán no son solo íconos de la música romántica: son un símbolo de unión, lealtad y familia.
Han demostrado que el amor —el de verdad— no se grita, se demuestra cada día.

“Seguiremos cantando mientras haya alguien que necesite una canción para sanar el corazón.
Porque, al final, eso somos: dos hermanos que aprendieron que el amor no termina… solo cambia de melodía.”

Con esa frase, el Dúo Pimpinela resume 40 años de vida, arte y sentimiento.
Y mientras el público los sigue aplaudiendo de pie, ellos continúan su viaje con la misma promesa de siempre: seguir cantándole al amor en todas sus formas.