“Impactante revelación: Manuel Mijares, a sus 67 años, habla sin filtros sobre cinco personas que se ganaron su desprecio. Traiciones, engaños y rivalidades que marcaron la vida del cantante mexicano”

Manuel Mijares, una de las voces más queridas y reconocidas de la música romántica en español, ha sorprendido al público con unas declaraciones que pocos esperaban. A sus 67 años, el intérprete de El privilegio de amar decidió abrir una parte de su vida personal que siempre había mantenido bajo llave: las personas que, según él, lo han lastimado tanto que jamás podría perdonarlas.

Aunque Mijares es conocido por su carácter tranquilo y su actitud diplomática, en una conversación reciente confesó que, como cualquier persona, también guarda rencores por experiencias que lo marcaron profundamente.

“Yo no soy de odiar, pero hay cosas que no se olvidan”
Así comenzó el cantante su relato, dejando claro que no es de los que busca conflictos. Sin embargo, señaló que hay cinco personas que cruzaron líneas que no piensa perdonar. “No se trata de venganza, se trata de respeto. Y esas personas lo perdieron conmigo”, dijo con firmeza.

Traiciones en el ámbito profesional
Dos de esos nombres están ligados a su carrera artística. El primero, un exrepresentante que, según Mijares, lo defraudó económicamente durante una gira internacional. “Era alguien que conocía todos mis movimientos y abusó de mi confianza. No solo me afectó en lo económico, sino que me dolió en lo personal”, relató.

El segundo, un productor con el que tuvo un acuerdo verbal para un disco que nunca se concretó. “Se quedó con las ideas y terminó usando mi concepto para otro artista. No fue ilegal, pero sí fue una traición”, aseguró.

Dolores en lo personal
La tercera persona es alguien con quien mantuvo una amistad cercana durante más de 20 años. Según Mijares, esa relación terminó cuando descubrió que este amigo filtraba información privada a la prensa a cambio de dinero. “Me enteré porque un reportero me mostró pruebas. Fue un golpe muy bajo”, afirmó.

La herida familiar
La cuarta persona está ligada a su vida familiar. Aunque no reveló su nombre, dejó claro que es un vínculo de sangre. “A veces el dolor más grande viene de casa. Cuando alguien cercano te da la espalda en un momento clave, eso se queda grabado para siempre”.

La quinta persona: una historia que aún duele
Sobre la quinta persona, Mijares fue más reservado, pero dio pistas de que se trata de un colega del medio musical. “No voy a dar detalles, pero me faltó al respeto en público y eso nunca se resolvió. No se trata de orgullo, sino de dignidad”, comentó.

El aprendizaje detrás del rencor
A pesar de todo, el cantante aseguró que estas experiencias le han enseñado a valorar la lealtad y a cuidar más a quién deja entrar en su vida. “Hoy mi círculo es mucho más pequeño. Prefiero estar rodeado de gente que suma, no de quienes restan”, afirmó.

Mijares también destacó que el tiempo le ha permitido poner en perspectiva estos sucesos, aunque eso no significa que los haya perdonado. “El perdón es un regalo que uno decide dar, y yo decidí no dárselo a estas personas. Es una forma de protegerme”.

Reacciones del público
Las declaraciones del intérprete generaron gran revuelo entre sus fans y en el medio del espectáculo. Muchos aplaudieron su honestidad, mientras que otros expresaron curiosidad por conocer los nombres detrás de estas historias. Sin embargo, Mijares dejó claro que no revelará identidades completas para evitar polémicas innecesarias.

Un hombre que sigue adelante
Lejos de quedarse atrapado en el pasado, Mijares continúa trabajando en su música y presentándose en escenarios de México y América Latina. “Lo que pasó, pasó. No me define, pero sí me enseñó a elegir mejor con quién camino”, concluyó.

Conclusión: límites claros y dignidad intacta
A sus 67 años, Manuel Mijares demuestra que incluso las personas más pacíficas y diplomáticas pueden tener límites infranqueables. Su confesión no es un acto de rencor, sino una declaración de principios: hay valores que, una vez rotos, no se pueden reconstruir.

En sus propias palabras: “No vivo para odiar, pero tampoco para olvidar cuando alguien cruza la línea”.