“El cine mexicano está de luto: fallece a los 78 años Alicia Bonet, recordada por su papel en Hasta el viento tiene miedo. La actriz que supo transformar el terror en poesía y la fragilidad en fuerza se despide dejando un legado imborrable en la historia del séptimo arte nacional y latinoamericano.”

El cine mexicano despide hoy a una de sus figuras más emblemáticas.
Alicia Bonet, actriz de mirada profunda y presencia inolvidable, falleció a los 78 años, dejando tras de sí una carrera marcada por el talento, la sensibilidad y la elegancia que la convirtieron en un ícono del cine nacional.

Su nombre quedará grabado en la memoria colectiva por su papel en la cinta Hasta el viento tiene miedo (1968), una de las obras maestras del cine de terror mexicano dirigida por Carlos Enrique Taboada, donde Alicia interpretó a Claudia, la joven estudiante atormentada por presencias sobrenaturales dentro de un internado femenino.

Aquella actuación no solo la consagró, sino que definió un estilo: el miedo con alma, la inocencia enfrentada a lo inexplicable.


I. El adiós de una leyenda silenciosa

La noticia de su fallecimiento fue confirmada por allegados a su familia y por colegas del medio artístico, quienes expresaron su pesar a través de mensajes en redes sociales.

“Se nos fue una mujer luminosa, una actriz discreta, pero imprescindible en la historia del cine mexicano,” escribió la actriz Patricia Reyes Spíndola.
“Gracias, Alicia Bonet, por enseñarnos que el miedo también puede ser belleza,” agregó el cineasta Guillermo del Toro, gran admirador de su trabajo en el cine de los años sesenta.

Aunque llevaba tiempo retirada de los reflectores, Alicia Bonet continuaba siendo una presencia constante en la memoria cinéfila mexicana.
Su rostro, su voz y su elegancia permanecieron grabados en las cintas que definieron una época dorada del cine de terror nacional.


II. De joven promesa a actriz de culto

Alicia Bonet inició su carrera en televisión y teatro antes de dar el salto al cine.
Desde muy joven mostró una gran sensibilidad artística y una serenidad poco común frente a la cámara.

Su gran oportunidad llegó en 1968, cuando el director Carlos Enrique Taboada la eligió para protagonizar Hasta el viento tiene miedo.
Junto a Marga López, Bonet dio vida a una historia que trascendió géneros: una película de terror que también era una reflexión sobre la represión, la culpa y la juventud femenina en tiempos conservadores.

“No era solo una historia de fantasmas,” dijo alguna vez Bonet en una entrevista.
“Era una historia sobre los miedos internos, sobre la voz que no se deja escuchar. Ese fue el verdadero terror de la película.”

Su interpretación fue el corazón emocional de la cinta.
Sus gritos, su mirada temerosa y su vulnerabilidad frente a lo invisible marcaron para siempre el cine mexicano.


III. Más allá del miedo: una actriz versátil

Después del éxito de Hasta el viento tiene miedo, Alicia participó en otras producciones notables como El libro de piedra (1969) y La fuerza inútil (1970).
Su carrera abarcó teatro, cine y televisión, donde demostró una versatilidad que la alejaba de los clichés del cine de terror.

“Alicia era una actriz de carácter, pero también de sutileza. Tenía la capacidad de transmitir miedo, amor o tristeza solo con una mirada,” recordó el actor Ernesto Laguardia, quien trabajó con ella en una telenovela en los años ochenta.

A lo largo de su trayectoria, recibió reconocimientos por su aportación al cine nacional, aunque siempre mantuvo un bajo perfil.
No buscaba fama; buscaba verdad en cada papel.


IV. Una vida dedicada al arte y a la discreción

Lejos de los reflectores, Alicia Bonet llevó una vida tranquila y reservada.
Prefirió el anonimato a los escándalos y dedicó los últimos años a su familia y a la docencia artística.

“No necesito estar frente a una cámara para sentirme actriz,” declaró en una entrevista en los años 2000.
“Mientras pueda transmitir algo, aunque sea a un alumno o a un espectador, seguiré siendo parte de este oficio.”

Esa visión humilde y profunda del arte la convirtió en una figura muy querida entre los jóvenes actores, muchos de los cuales la consideraban una maestra sin pretensiones, pero llena de sabiduría.


V. El legado de una generación

El cine mexicano de los sesenta y setenta encontró en Alicia Bonet una intérprete que encarnaba el alma de su tiempo: una juventud marcada por la inocencia, la represión y la búsqueda de libertad.

Su trabajo en Hasta el viento tiene miedo sigue siendo referencia obligada en la cinematografía nacional.
La película, restaurada en 2018, continúa proyectándose en festivales de cine clásico, y cada nueva generación que la descubre se rinde ante el magnetismo de Alicia.

“Ella fue la primera heroína de terror mexicana,” explica un crítico de la Cineteca Nacional.
“Antes de las grandes franquicias extranjeras, ya teníamos a una actriz capaz de convertir el miedo en poesía.”


VI. El último aplauso

El fallecimiento de Alicia Bonet deja un vacío irreparable, pero su legado sigue vivo en cada proyección, en cada nota de terror acompañada de belleza, en cada rostro de espectador que vuelve a estremecerse con su voz.

La Secretaría de Cultura lamentó su muerte con un emotivo mensaje:

“El cine mexicano despide a una de sus grandes intérpretes. Alicia Bonet, protagonista de una época y símbolo de elegancia y talento, permanecerá para siempre en nuestra memoria.”


VII. Epílogo: el viento que sigue hablando

Alicia Bonet se ha ido, pero el viento sigue teniendo miedo.
Porque su rostro, su talento y su legado siguen soplando en la memoria colectiva, recordándonos que el arte verdadero no envejece, solo cambia de forma.

“Alicia fue la voz del silencio, el grito del alma y la mirada del miedo hecho belleza,” escribió un fan en redes sociales.

Y así será recordada: como la mujer que, con un solo gesto, hizo del terror un arte eterno.